lunes, 13 de abril de 2015

Vestido VI: Tener y no tener tiempo

No tengo tiempo. 

Lo reconozco, no lo tengo. Y cuando lo tengo, siento que no es suficiente. Y así me encuentro, persiguiendo algo que es efímero ante mis manos, corriendo detrás de algo que nunca llega. Porque hoy es Lunes, sí, pero mi mente no está en éste Lunes, sino en un Lunes de hace casi cinco meses, donde mis responsabilidades eran otras y mi felicidad también. Pero sé que eso es imposible, o al menos inalcanzable de momento. Hoy es hoy, y no sé que ha pasado con eso que llamamos "ahora" para que éste hoy sea tan, tan, tan hoy. Y aquí estoy, delante tuya, desnuda de mente pero con diez capas de ropa por encima, con un papel en blanco y una frase que nunca he terminado por falta de tiempo. 

Tiempo. Jodido y maldito tiempo.



VestidoOasap

P.D. No tenía tiempo ni siquiera para probarme el vestido. Lunes de estrés, pero con ganas de hacer mil y una cosas. Será por tiempo. 

Alba

lunes, 6 de abril de 2015

Prosa VI: Pronombres

Hoy es un día para los pronombres. 

'Juan se queda mudo unos segundos, mientras el frío aire de Madrid penetra dentro de su abrigo. Suspira, como si exhalara una calada profunda de un pitillo que aún no tiene en su mano y mira fijamente a Marta.

- Yo no echo de menos nada de ti. Ni tus revistas, ni tu ropa desordenada, ni tus platos sin lavar, ni tu constante de manía de querer decir algo pero no decir nada. Yo te echo de menos a ti. Lo peor de todo es que la palabra "yo", ha dejado de ser yo, para ser un pronombre más. Porque yo sin ti, ya no tiene sentido. Y todos los pronombres dejan de tener importancia, y odio pensar que algún día dirás "nosotros" y no te referirás a ti y a mí. No sé ser sin serlo contigo.

Toma aire y se da cuenta de que ninguna de las palabras que quiso que salieran de su boca lo hicieron en realidad. Y se quedó allí, solo, con sus miedos, su frío y sus cigarros sin fumar. '


P.D. Días de viajes y reflexiones, que al final sólo se quedan en pensamientos rotos. Disfrutad del buen tiempo que se acerca y de las noches largas como ésta. 

Alba

lunes, 30 de marzo de 2015

Vestido V: 24

Ya tengo 24 años. 

Y quiero hacer un millón de listas antes de los 25. En particular, una que tenga 24 cosas que anhele o ansíe, o a lo mejor simplemente me parecen imposibles o improbables para clasificar, pero que aún así las intentaré con todas mis fuerza, me frustre o me agote. Pero qué más da, frustrarse o agotarse es de gente con más de un cuarto de siglo, y a mí todavía me queda un año para disfrutar de mis listas y mis cosas imperfectas, imposibles e improbables.

Quiero volar encima de un delfín (1) y todo lo que eso conlleve o subirme a lomos de un elefante (2), mientras nos duchamos en una enorme cascada. O a lo mejor eso es quizás demasiado fantástico y debería ser más realista. Entonces me gustaría tener un gato (3), un gato al que le llamaría Milú o Contradicción, ambas cosas serían una contradicción y entonces tendría por fin sentido esa palabra. Aprender a cocinar comida de todos los países y no morir en el intento (4), porque ya sabe todo el mundo lo odioso que es morir a manos de una alergia o una comida demasiado picante. Saber coser un botón o tres millones (5), tener un poco más de ojo con las manualidades (6), que yo siempre sacaba mala nota en plástica y es algo que nunca pude remediar. Quizás terminar mi página web (7), encontrar trabajo (8), un hueco en el cine (9) o tener la nevera siempre llena (10). Aunque esas peticiones mejor las dejamos para el final, porque son más de gente sensata y mayor, y recordemos que a mí aún me queda un año para fantasear. Dibujar un cómic o una novela gráfica (11), y a ver si así nace el pequeño Hergé que tengo dentro de mí. (Un Hergé mucho más patoso, menos talentoso y menos Belga que el original) Tirarme en parapente (12), en paracaídas (13), desde encima de un puente bien agarrada (14) o desde un muelle del Mediterráneo (15), que la verdad es que aunque lo he visto, nunca me he bañado allí. Irme de ruta turística por el mundo en adelante (15) y encontrarme a Orlando Bloom en medio de Elizabethtown y hacer juntos la ruta 66 (16). Aunque bueno, no soy demasiado caprichosa, sino es Orlando Bloom, siempre puede ser Sean Penn en Hacia Rutas Salvajes. No le pongo ascos, soy razonable. Terminar de leer todos los libros que alguna vez empecé y terminar de escribir todos los libros que alguna vez guardé en un cajón. Aunque bueno, me conformo con leer bastante (17) y escribir casi tanto (18). Algo es algo, ¿verdad? Aprender a tirar con arco (19), mejorar con la tabla de surf (20) y saber bailar salsa (21) Porque bueno, qué caray, me apetece y punto. Y quizás, aunque lo diga un poco con la boca pequeña por la vergüenza, continuar teniendo la misma pasión por las cosas que me gustan (22) y seguir conservando y queriendo a la gente que tiene un hueco ahora mismo en mi vida. (23)


Y lo más importante, y como última petición, ser muy feliz durante este año. Gracias por estos 24, mundo. (24)


 
VestidoSheinside


P.D. Verde que te quiero verde y, hay que reconocer, que estoy la mar de contenta con este maravilloso cumpleaños que he tenido, con gente a la que quiero, y de por fin estar de nuevo en mi querida Galicia. GRACIAS a todos por estos días tan geniales.


 Alba

lunes, 23 de marzo de 2015

Prosa V: Héroe

El Jueves fue el día del padre.

Y evidentemente no os estoy contando nada nuevo. Lo más seguro es que todos os hayáis puesto en contacto con vuestros respectivos padres, llenando vuestro Facebook con fotos nostálgicas y, los más suertudos, habréis pasado el día con ellos. Yo tuve que conformarme con una felicitación por teléfono, que aunque sabe a poco, es mejor que nada. Desgraciadamente, al teletransporte aún le quedan unos años de perfeccionamiento y, a veces, 600 kilómetros dan sentido a la palabra lejos. 

No me malinterpretéis, generalmente escribo para todo el mundo, casi siempre pensamientos muy íntimos que tengo la necesidad de plasmar por escrito, pero hoy no es para ti, hoy, y sólo por hoy, quiero que sea para él, para mi padre. Y no porque sea Lunes, o Martes, o un Jueves maldito de madrugada, simplemente porque es él y eso a mí me basta.

Si me hubieran preguntado de pequeña qué palabra describiría mejor a mi padre, hubiera dicho invencible. Un hombre que era mago, que hacía hablar a objetos inanimados, que escalaba montañas, que me enseñaba lo que era un Delorean volador y un robot que se llamaba T-1000. Tardes en la piscina, en bicicleta, en piragua, con los brazos en el aire y gritando al cielo. Risas, risas y venga a reír, aunque de vez en cuando esto iba acompañado de lloros, algunos justificados, aunque nunca lo entendiera. Un hombre que parecía que medía cuatro metros y era el más fuerte del mundo, nadie ni nada podía con él, y si alguien se atrevía a retarle, antes tendría que vérselas conmigo. Eso sentía yo y eso era él para mi.

Ahora, aunque la pregunta no ha cambiado, la respuesta si lo ha hecho. No creo que mi padre sea invencible, de hecho, es un concepto que ya no me gusta, implica facilidad en contraposición a lo compleja que es la vida. Mi padre es muy vencible. Como tú, como yo, y como cualquier hijo de vecino. Eso me permite dejar de idealizarlo y ver lo inteligente que es. Un hombre que tiene mil proyectos y aunque tarde en terminarlos, se motiva cada día para continuar más y más. Alguien que es un ejemplo, que me ha dado los mejores - y alguna vez peores - consejos para sobrevivir. No necesito que mida ya cuatro metros, aún me saca diez centímetros, y me sigue haciendo reír como cuando tenía diez años. Cada año que pasa comprendo más todo lo que hace por mi y cada año, me siento más pequeña sin saber muy bien cómo agradecérselo. Y esta es una de esas ocasiones que siento que las palabras se quedan cortas, dejando paso al dulce silencio que lo dice todo entre nosotros dos. Ya son muchos años y nos entendemos perfectamente. 

Gracias, papá. Sé que eres muy poco dado a discursos abiertos de amor y afecto, pero hoy me he levantado con ganas de decirte lo mucho que te quiero. Y qué le vamos a hacer, menuda hija más ñoña te ha salido. 


P.D. Sé que esperabais una fotografía de mi padre, o una junto a él, pero para guardar un poco su privacidad (que luego se me quejaría) y para avergonzarme yo más, dejo esta, que es uno de los días de infancia que más recuerdo a su lado y de lo bien que lo pasamos juntos. Y sí, ese chandal se quemó, no os preocupéis. 

Alba

lunes, 16 de marzo de 2015

Vestido IV: Maldita primavera

Maldita asquerosa infecta primavera.

Te odio. Si, a ti, te odio con toda mi alma. Empápate bien de la gente que te disfruta, de los que alardean a los cuatro vientos que te quieren o van a los campos a tumbarse clamando más y más de ti. Disfruta de eso, porque mientras tanto, yo te odio. 

No te ofendas, ni llores y, sobre todo, no mires hacia otro lado, porque eso si me da rabia. Te-odio. Teodio. Te odio. Junto y separado. Eres el principio de mis pesadillas. Eres un torbellino de malas sensaciones. Eres la jodida primavera. Suenas a maldad, a niñas repelentes de colegio y un quiero y no puedo de un verano que no da llegado. Y estornudo. Otro estornudo. Otro más. Joder, he vuelto a estornudar y así un sinfín de veces más.

No llores, no vengas a darme lástima, porque no me das ninguna lástima. En vez de llorar, escúchame, porque te voy a explicar muy atentamente las razones por las qué te odio. Tú me traes estornudos, dolor de cabeza, sensación de malestar, el maldito y jodido polen que parece estar destinado solo para mi tortura personal, luz descompensada y me vuelve la horrible fotofobia y voy por la vida sintiendo que soy Ray Charles, pero sin soul ni piano. Y no, no y no. Ganas de salir de casa, pero me obligas a permanecer en ella porque me dejas los ojos hinchados y si fuera por llorar de felicidad aún tendría un sentido, pero eres mi eterna conjuntivitis que dura cuatro meses al año. 

Eres mi némesis y eso es algo que, por mucho que te duela aceptar, los dos sabemos muy bien. Porque aunque quieras caerme bien, soy mejor sin ti, y tú te sientes mejor conmigo sin quejarme.




VestidoSheinside


P.D. Lunes de muchas alergias y malas caras, pero qué le vamos a hacer. Ánimo a los alérgicos y envidia a los que no lo sois.


 Alba

lunes, 2 de marzo de 2015

Prosa IV: Tengo miedo

Tengo miedo. 

Tengo miedo. 'De qué' preguntarás tú, y yo me quedaré tímida ante ti sin saber muy bien qué contestar, aunque lo sé perfectamente. 

Tengo miedo a las arrugas, al desorden, a los ruidos estridentes, pero sobre todo al silencio. Tengo miedo a las hormigas, hormigas por todo mi cuerpo sin avisar y yo no me puedo mover. Tengo miedo a los trenes que van muy rápido y a las motos que van despacio, porque son más imprevisibles que las cosas que se mueven a gran velocidad. Tengo miedo a mis alergias, a las 25 alergias que tengo y me da miedo que nadie se acuerde de ellas y yo sea tan tonta como para olvidarlas por un segundo y que nadie me las recuerde. Tengo miedo a perder las cosas, a perder los papeles, a perderme. Tengo miedo de que me olviden o olvidarme de los demás. Tengo miedo de ser descuidada, suficiente descuidada como para no saber donde he dejado las llaves o para no prestar atención a mis cosas y que desaparezcan. 

Tengo miedo. Te reirás y te parecerá una tontería, pero es que me muero de miedo. Por ti. Por tu efecto en mí, por estar y no estar, porque digas algo que un principio me de igual, pero a la larga me afecte. Y entonces yo tengo que fingir que obviamente no pasa nada, pero me muero de rabia por decirte que sí pasa. Pero claro que no pasa nada. Porque en el fondo, yo me he quedado callada cuando tú has preguntado y hemos pasado a otra cosa. Y yo me quedo con mis arrugas, mi desorden, mis ruidos, mis hormigas, mis trenes y mis motos, mis alergias, y mi miedo a todo lo demás. Y tú te quedas con mi silencio. 

Y eso, por vacío que sea, nos contenta a los dos. Por hoy, al menos. 

Fotograma de Reverso - nuevo cortometraje - con la maravillosa actriz, Gabriela Inaty

P.D. Hoy me voy a la cama contenta, porque el Lunes me ha regalado un trozo de cine, y yo no puedo estar más orgullosa del equipo de hoy.

Alba

lunes, 23 de febrero de 2015

Vestido III: La elegancia en tela

Un vestido es la elegancia en tela.

Son las ocho de la tarde y camino por la calle. No sé muy bien que me puede deparar eso, ya que no tengo ningún plan, pero la simple sensación de la nada, me abruma y me dejo llevar por ella. Hoy soy Marilyn, preciosa e ingenua, con tacones y mi vestido blanco, que parece que se lo lleva el viento o el metro, según se mire. Pero yo me río mientras me sacan una o mil fotos y no me importa nada más que el ahora. 

Continúo bajo la sombra de la noche, coqueta y tímida, y ahora soy Audrey desayunando con diamantes, aunque ya es de noche, así que sustituyo los bollos y el café, por pizza y tequila y, a pesar del sueño que oculto bajo mis gafas, la calle se abre ante mí llena de posibilidades. Me veo reflejada en un cristal y ahora estoy dentro de un bar cantando con un largo vestido azul, tengo el pelo más rojo y Peter Parker me está observando con deseo. Y aunque Parker no me entusiasma, me dejo llevar por la magnitud del bar y la gente embriagada, así que canto más fuerte y todos corean la canción conmigo. A mi derecha, una aristócrata bosteza y deseo con todas mis fuerzas no convertirme en María Antonieta, porque aunque tiene un atuendo magnífico, me despierta desidia y un total aburrimiento, así que escapo del bar y decido no mirar atrás. Aún es pronto, aunque para el mundo real ya sea tarde. 

Después, cuando llega la madrugada, Johnny Cash me descubre en mitad de un camerino, del cual aún no tengo idea de cómo he llegado allí; y me convence para cantar con él. Y de repente soy Reese Witherspoon, con vestido country y micrófono en mano, y junto a Cash levantamos un teatro entero al ritmo de canciones de amor tristes. El resto de la noche se la entrego a las fugaces fiestas de Orgullo y Prejuicio, junto a vestidos pomposos y recargados, donde un corsé no es un puede sino un debe, y yo me dejo llevar por la banalidad inglesa. 

Ya de vuelta en casa, cansada, ebria y silenciosa, me tumbo en la cama siendo Gilda, pero me despierto siendo yo

 
VestidoSheinside

Cinturón: Sheinside


P.D. Hoy es un Lunes de ponerte tus mejores galas y salir a beberte el día. Total, mañana es Martes, y nadie espera grandes cosas de un Martes. 

Alba

lunes, 16 de febrero de 2015

Prosa III: Caprichos

¿Sabes qué es un capricho?

Eres tú, pero sin poner excusas. El tú que se levanta y no quiere ir a trabajar. El tú que no sólo no teme las consecuencias, sino que no las entiende. El tú que hace lo que quiere y no le importa nada ni nadie. El tú al que no le preocupa el cuándo ni el por qué, sino el qué y el cómo. Eres tú lanzándote de un avión sin paracaídas, tú tragándote un bote de tabasco en hidalgo, tú estornudando con los ojos abiertos. Tú. 

Mi fascinación por los caprichos se remonta al descubrimiento de que siempre van precedidos de una excusa, como si no fuera suficiente que nos apeteciese, como si trataras de explicarle al mundo el por qué de tus acciones y, lo más importante, como si al mundo le importara lo más mínimo. Un día es un día, sea hoy Viernes, Lunes o Sábado, y me da a mí que tengo un antojo, aunque, por favor, no me mires así, que esto no lo hago yo muy a menudo. Ya sabes, un día es un día.

Un capricho eres tú en tu máxima expresión. Imperfecto, arrogante, necesitado. Quiero y no puedo, pero lo vuelvo a querer y ardo en deseo de tenerlo. Pero me controlo, porque no todos los días pueden ser ese día, así que me esperaré hasta el Viernes, o el Lunes o el Sábado y pondré una excusa que me cubrirá de esa necesidad de explicarlo al mundo. Y vuelta a empezar hasta el siguiente capricho.

Pero, ¿sabes qué? Hoy no es Viernes, ni Sábado, pero sí que es Lunes, y a mí no me tienes que poner excusas. Porque yo soy como tú, imperfecta, arrogante y necesitada. Así que hoy, y sólo porque un día es un día, me apetece que te apetezca tener caprichos. Comer hasta hartarte, pegarte un atracón de tus películas favoritas, vestirse sin destacar o destacar vistiendo, subirte al edificio más alto de la ciudad y gritar con los pulmones abiertos o, tan sólo, no hacer nada y ser feliz haciéndolo.

Un capricho eres tú, pero sin poner excusas. 

Éste es mi capricho de hoy, pero no el de mañana. Aunque hoy es hoy y un día es un día


P.D. Hoy es corto, pero intenso. Porque no todos los Lunes tienen que ser de obligaciones y largos textos. Hoy me apetecía ser directa. 

Alba

lunes, 9 de febrero de 2015

Vestido II: Freaks and Geeks

-Yo no soy freak, ni geek. Ni nada por el estilo.

Respondió Sheldon Cooper alzando el puño al aire. Darth Vader se le unió levantándolo también, aunque tuvo que sentarse al rato porque empezó a toser estrepitosamente. Pinky y Cerebro los miraban al otro lado de la sala, con altanería, criticándolos y tratando de encontrar la mejor forma de apoderarse del mundo esa noche. A su lado, abstraídos, estaban Abed y Troy sentados en el sofá estudiando español y entonando un rap sobre bibliotecas, famosos y a saber qué chorradas más. El Profesor X le pide silencio a Sheldon porque está a punto de hacer jaque mate a Magneto, que justo cuando el otro se ha girado para replicar, ha cambiado sus piezas para tornar la jugada a su favor. Hulk se encuentra tímido en una esquina mientras escucha los estrambóticos consejos del Doctor Jekyll, que le ofrece un antídoto para mejorar su vida. Los chicos de Silicon Valley están deseando interactuar con el resto, pero es que resulta que nadie les presta atención, así que se han quedado junto a la entrada, de pie, esperando su momento de gloria. Raj trata de consolarlos, aunque en presencia de la Mujer Maravilla y Pícara, no es capaz de pronunciar palabra.

Y de repente, irrumpe en la habitación Peter Dinklage, vestido de él mismo, haciendo callar a todos los demás de asombro y admiración, y justo cuando los demás van a correr hacia él para pedirle un autógrafo, se cuela delante suya Jake, de Hora de aventuras, poblando la habitación de unos colores tan vivos que los demás personajes se quedan quietos y mudos, sin saber muy bien qué hacer ante tal espectáculo. 



VestidoSheinside

BotasH & M 


P.D. Hoy es un Lunes de volverse loco. De ser un freak o un geek, o lo que más se te antoje. Invéntate un Lunes a tu medida.  

Alba



lunes, 2 de febrero de 2015

Prosa II: Quiero una vida en plano secuencia

Quiero una vida en plano secuencia. 

Abro los ojos y ahí está. Otto bajo mi cama. Y esa seguridad de tenerlo cerca me reconforta, aunque sé que ha pasado la noche en vela queriendo explicarme cosas. Me despierto y estoy tranquila, porque recuerdo haber soñado toda la noche con la puerta de Tannhäuser y un hombre me dijo que no debía temer a la vida. Tras ese instante, me levanto, perezosa y tímida, y pongo en orden mi vida tras la metódica de Melvin. Mi vecino artista me saluda y estoy de tan buen humor que puede que acabe echándole un piropo o dos a Carol desayunando en el restaurante. Pasa el día y bailo entre lobos y fantasmas al ritmo de blues, rock o con el mismo Hans Zimmer, que sin decirle yo nada, se ha instalado en el rincón favorito de mi habitación. Y aunque no me entusiasma del todo, en el fondo, qué más dará. 

Casi sin darme cuenta, atardece, que no es poco, y ahí están esperándome Celine y Jesse con esa soltura propia de las buenas relaciones surgidas a través de las décadas. Y yo les escucho, embelesada por su eterna juventud y algo celosa por no saber encontrar enigmáticos desconocidos en trenes. Pero qué se le va a hacer, no todos somos buenos para las mismas cosas y me resigno ante ese idea que durante un tiempo me quitó el sueño. De pronto, y a mitad de su historia, escucho un golpe con efecto y observo en silencio a un atractivo Bennett Miller en medio de una fría sala de gimnasio, oteando el aire y celebrando el milagro de las matemáticas frente al deporte. No puedo evitar que se me escapen un par de lágrimas de emoción y salto con todas mis fuerzas con los brazos en el aire, sin que nadie me oiga. Casi agotada, pero sabiendo que aún queda día, me siento en el alféizar de una ventana junto a Bob y Charlotte. Ella se lamenta por haber perdido su peluca rosa, pero lo que no sabe es que yo la tengo guardada en la casa de Misery. Aunque de eso ya hace semanas y ahora tengo miedo de volver a buscarla. 

La noche es de Marty McFly en el baile, y su madre me pregunta cómo debe conquistarle, y yo, sarcástica y enamorada, le respondo con mi silencio, explicándole que no sólo no tiene oportunidad alguna, sino que yo no dejaría que ocurriese. Y que sé yo, de repente, son las dos o las tres. Nadie parece saberlo y las manecillas dan vueltas a un ritmo sorprendente, mientras un sospechoso conejo huye a lo lejos. No lo sé, a lo mejor tras la fiesta, me dejo llevar por Will Hunting y sus amigos, bebiendo hasta las tantas en un bar, recitando filósofos muertos y contando los chistes más verdes que conocemos. O puede que Woody Allen quiera enseñarme Manhattan esta noche, quién sabe, puede que tenga suerte.

Y de vuelta en mi cama, y vuelvo a estar debajo de ella con Otto, pero le digo que estoy cansada y que prefiero acostarme, que trate de ser valiente y me espere hasta mañana y, sobre todo, que no se preocupe, porque yo volaría en avioneta para encontrarle. Y sin esperar respuesta, me duermo otra vez a la espera de no se sabe muy bien el qué. 

Serpenteando la luz y oteando el horizonte


P.D. Sabed que los Lunes tienden a ser de Los amantes del círculo polar. Quién sabe, a lo mejor os los llegáis a encontrar en avioneta.

Alba

lunes, 26 de enero de 2015

Vestido I: Medianoche de tormenta

Ayer fue medianoche durante la tormenta.

Y sin previo aviso, la luz se fue sin poner excusas. Me quedé callada, escuchando mi propia respiración, acompañada de la negritud de la habitación y la lluvia constante de fondo. No veía absolutamente nada y eso en vez de asustarme o desconcertarme, impulsó mi imaginación fuera de mi mente y de la habitación. La vista se había convertido en el pincel de mis pensamientos, así que en la oscuridad tracé arcos de pintura azabache que se repartían por el contorno de mi cuerpo. Despacio y en silencio, cubrí mi espalda con una ligera tela que no podía ver, pero que se me antojaba la más bonita que había visto. 

Riendo como una niña y derrochando felicidad, la luz volvió y desperté de golpe, encontrándome a mí misma dormida en la cama, con mi vestido negro y los calcetines puestos.









Vestido: Sheinside

Sombrero: Boohoo


P.D. Hoy vuelve a ser Lunes. Y, sin querer y queriéndolo, os he traído mi vestido favorito y dónde encontrarlo. 

Alba